sábado, 28 de junio de 2014

Cronicas de Arreat: Tierras Nuevas I

Tierras nuevas



Primera parte 

Viajamos al Este, siempre hacía el este... la caravana había avanzado lento o quizás eran mis ansias de llegar.  Había soñado durante dos lunas mi arribo a Luth Golein, el sonido de los cascos de los caballos había llegado a ser un bálsamo mental dándome la paz antes de combatir nuevamente.
Antes siquiera de llegar a las puertas de la ciudad algo me despertó, se sentía en el aire un aura de maldad, tomé mi hacha rápidamente y bajé de un salto del carromato que había sido mi habitación durante los días que había tomado el viaje.
El viento cargado de arena arreciaba con fuerza sobre mi cara mientras observaba como se alzaba la ciudad en la arena, cosa que no me importaba demasiado, había sido criado en las inclemencias del clima hostil del norte y esto era solo un día más.
Los rumores de esta ciudad eran lo que me traía a sus puertas. El contorno estaba rodeada por gruesas murallas resguardadas por guardias que al vernos llegar comenzaron a hacer rodar los mecanismos para abrir las pesadas puertas. Al entrar lo primero que noté era el terror en los ojos de la gente, no sabía que era lo que sucedía pero sabía que algo andaba mal. "Sera esa sensación que me despertó" pensé mientras caminaba escuchando retazos conversaciones ajenas, buscando indicios de qué es lo que era.

Warriv, aquel buen hombre que decidió llevarme consigo por un módico precio, apenas unas monedas de oro, dado a que estaba tan agradecido de mis acciones allí en el monasterio, asentaba su carro le hice una señal avisándole que me alejaría. Busque una taberna, después de todo el alcohol afloja las lenguas.

Caminé entre los puestos del mercado, donde los mercaderes ofrecían sus baratijas... posiblemente robadas de los cadáveres encontrados en el desierto. Luth Goleim era llamada la joya del desierto, su ubicación estratégica entre Kehjistan y los reinos del oeste Entseig, Khanduras y Westmarch la hacían una ciudad de paso entre los aventureros que atravesaban las mares gemelos con el afán de ganarse la vida trayendo novedades entre el este y el oeste. Seguramente la ciudad había tenido mejores tiempos la cúpula dorada del palacio nos mostraba eso, comparándolo con el resto de las edificaciones podías notar lo que había hecho la guerra, una guerra que todavía se peleaba en diferentes frentes.
Entre los gritos de los mercaderes ofreciendo armaduras manchadas de sangre apenas limpia, escudos martillados para devolverlos a su forma y armas de dudosa calidad podía escucharse por sobre ellos los gritos de un borracho vociferando sus verdades a una pobre mujer quien le esquivaba la cabeza tratando de evitar el aliento etilico de aquel hombre.

Al acercarme la mujer se adentro a la taberna poniéndose detrás de la barra, evidentemente era la dueña del lugar. La taberna era como cualquier otra, borrachos semi dormidos apoyados contra las paredes, mesas manchadas, un ambiente de poca luz y esa hediondez característica. Me acerque a la barra donde intenté entablar una conversación con la dueña del lugar, quizás ella sabría darme información.

- ¿Qué quieres? - me dijo de forma brusca, al observarla en detalle pude ver sus ojos hinchados de llantos secos, parecía triste pero aún tenía una fuerza que la mantenía entera.
-¿Aquel hombre te estaba molestando?
Ella rió, cambiando su cara a una sonrisa burlona -¿Geglash? No, él es solo un borracho habitual aquí... pasamos tardes hablando. Deberías escuchar sus historias alguna vez, no es un mal hombre. ¿Vienes de lejos viajero?
-De las montañas de Arreat.
-¿Arreat? Creo haber escuchado hablar de fieros guerreros de esa zona, Geglash decía que portaban dos armas a la vez y que pese a admirarlos el solo podía llevar una espada y una bota de vino al mismo tiempo. -
Su comentario me robo una sonrisa -Debes perdonarme si parezco algo irrtada. Recientemente he sufrido una pérdida, aunque sé que no es tu problema. Me alivia que aún pasen guerreros valientes por aquí. Mi nombre es Atma. ¿Cual es el tuyo?
-Mi nombre no es importante, dime ¿Por qué la gente en esta ciudad parece estar asustada?
El rostro de Atma perdió el color y se ensombreció
-Veras...  la ciudad no solo es asediada por fuera de las murallas, hace un tiempo comenzamos a escuchar sonidos guturales y gritos inhumanos que venían desde las alcantarillas. Los soldados que tenían la ciudad fueron retraidos hacia el palacio y la ciudad para no quedar desprotegida contrato a mercenarios para cuidar las afueras de la ciudad. Pese a pedirles ayuda ambos grupos nos negaron diciendo que el principe Jerhyn les había ordenado que mantuviesen sus posiciones.
Al comenzar a desaparecer animales y hasta un niño decidimos crear un grupo de ciudadanos que bajasen a inspeccionar y matar lo que fuese que hubiese en las alcantarillas. Mi marido, mi hijo y un grupo de hombres bajaron pero jamás regresaron.
-Dejame ayudarte a cambio de una habitación mientras me quede en la ciudad
-No me esperaba esto de ti, pero si me ayudas te estaría siempre agradecida.- Su mirada triste ahora era contrastada por una mirada con furia, con deseo de venganza. -Por favor ten mucho cuidado, la bestia ha matado muchos guerreros y no puedo permitirme enviar a otro hombre más a un destino incierto.
-Yo me encargare, haré pasar por el filo de mi hacha a cualquier sea la cosa que se encuentre allí debajo. Ahora vamos a temas más serios, ¿Tienes algo para comer?

Continuara...