domingo, 13 de marzo de 2016

Hermandad

Recién, recién termino de ver un documental llamado Metal Pensado el cual les dejo a continuación



El mismo trata sobre las raíces del metal desde el rock, la contracultura implícita, cómo se desarrolló en mí país Argentina, de la vestimenta y incluso de las particularidades del metalero que es lo que hoy me traen acá a este blog olvidado de la vista de Dios. 

Algo de lo que siento orgullo es que se relacione al metalero con la lealtad, con la cofradía, con lo que algunos llaman "codigos"; si está bien, también se nos trata de sucios, borrachos, drogadictos y gente problemática cosa que es innegable pero aún así quería escribir sobre las bondades de este camino que tomé hace años y años junto con esa gente con la cual comparto este viaje hacía lo más oscuro de un averno donde la muerte es poesía y la devastación un festejo. 

Son personas que con solo haberlas visto un par de veces en recitales, con sólo saber que disfrutas tanto como ellos de la música que compartimos, te pueden invitar a desayunar a sus casas. Te pueden conseguir viajar en un colectivo con las bandas que acabas de ver. 
Dejan de ser desconocidos, para convertirse en amigos, en hermanos... personas en las cuales podes confiar y es el día de hoy en el cual comparto un programa de radio con un amigo del cual no sé absolutamente nada más que su nombre. Martín, un tipo que me pasó el dato de un recital dónde tocaba una banda que sigo cada vez que puedo, el mismo tipo que un día me dijo que quería que participara de su programa para hablar de lo que nos gusta; la música extrema, el metal pesado. 

El metal es un lugar sagrado donde el racismo, las ideologías políticas y cualquiera de los problemas mundiales queda fuera para tener al lado tuyo una persona como vos y sabes de ante mano que a pesar de darte algún golpe en el pogo, de comprar antes el cd que estabas viendo con ganas por encima del hombro suyo esperando en la fila. Esa persona es un hermano en el metal.