lunes, 18 de marzo de 2019

Musas

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Qué difícil girar en la cama, intentar dormir y que la cabeza te de vueltas y vueltas, que los fantasmas te acosen hasta el sitio más recógnito de tu ser para hacerte perder la cordura.
Difícil es reconocerlo aunque también el primer paso, saber cuales son tus debilidades para fortalecerlas con estudio y esfuerzo. 

Al parecer incluso me está costando darle forma a un texto incluso, el error es mío y de nadie más. Terminados los cursos organicé mis recetas como cocinero y pastelero, ordené mis libros de gastronomía para ya no consultarlos. Dejé de lado la cocina para ir a lo abstracto de la química, de la física del gluten, de la alpha amilasa de la levadura, de los fenoles, compuestos aromáticos con su relación del sabor y la clave del umami en las papilas gustativas olvidándome de que un cocinero no es la cantidad de herramientas que tenga para sí sino el cómo usarlas y combinarlas.
Me enfoqué en buscar un conocimiento oculto a los ojos de aquellos desganados que solo cocinan milanesas para darmela de frente con mi inexperticia en lo más básico.

No busques el foodpairing adecuado, no busques maridajes, no busques pasamanos que te lleven por la vida, no sirven los maridajes ni la teoría del color, no te pares a preguntarte todo, parate a sorprenderte a crear y a volver a la cocina. 


Deja de querer entender. La cocina no se tiene que entender. No se tiene que entender la creatividad cuando vas a comer. Disfrútala y ya.”. Ferrán Adriá, 2012


Que vuelva la locura de crear, de ver a Marco Pierre White, Anthony Bourdain y los cocineros irreverentes, que vuelva la osadía del sabor y con ella el saber. Que la pasión que siento se vea más allá de mi entusiasmo y que esas insensateces que tanto disfruto sean el día a día.