viernes, 26 de junio de 2015

Tres Palabras

Es un viernes donde todo plan que tenía en mente falló y rehusandome a simplemente dormir quise escribir, tengo un par de entradas que estoy desarrollando pero no quería seguirlas hoy; así que fui con un amigo llamado Martín el cual también escribe para proponerle una "competencia" cada uno iba a darle tres palabras al otro y en base a eso escribir libre.
Así que al publicar esta entrada también recomiendo que pasen por el blog suyo el cual les adjunto acá mismo: http://maucitoow.blogspot.com.ar/ . Dicho esto... manos a la obra.


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Satanás, el ángel predilecto de Dios aquél que porta la luz según el significado de su nombre. Era sabio, santo, hermoso y perfecto según nos cuenta la biblia pero eso no bastó al querubín.
Se dice que en su caída creó uno de los siete pecados capitales pero podríamos indicar que lo creó mucho antes de ser enviado a lo profundo de la fosa como clama Isías. 

Entre los siete pecados capitales se encuentran la lujuria, la codicia, la envidia, la glotonería, la ira, la pereza y el orgullo. El orgullo a veces necesario como todo, en su justa medida, es el amor propio que le inculcamos a lo que hacemos, lo que deja una marca de nuestras personas como individuos; claro que en exceso se convierte en algo contraproducente que corroe lentamente las mentes deformándolas y dándole aspectos nunca antes pensados, así como de un ángel divino pasó a ser una bestia como nuestra mente la explaya cada vez que pensamos en el anticristo.  



Día a día nos enfrentamos a este pecado y, tanto por nuestros seres queridos como por nosotros mismos, queremos triunfar aunque suene dicotómico triunfar frente al orgullo. Su contraparte es la humildad es una disciplina que debemos practicar así como los estudiantes leen hasta el amanecer, amanecer el cual está custodiado por atletas que corren junto al crepúsculo intentando mejorarse, autodisciplinar sus cuerpos a acallar los dolores y los cansancios. Algo similar ocurre con cada persona, con cada nación, en cada conflicto internacional donde por orgullo se ciegan a ver otras alternativas que no sean las propias aunque estas lleven a la muerte y a la miseria de la gente que queda en medio de dos egos.
Las guerras, las batallas no son más que disputas ideológicas sobre un objeto en cuestión solo que llevadas a lo más cruento de la naturaleza humana, donde llegamos a matar en defensa de nuestras creencias.

La humildad no es dar el brazo a torcer, es reconocer lo propio y a veces, aunque cueste hay que hacerlo sin miedo y por eso debemos poner énfasis en disciplinarnos a ser humildes tanto por nuestra propia salúd mental como de la gente que queremos o incluso por la gente que desconocemos siendo esto último de las cosas más loables que se pueden hacer.

Es una batalla mental por no dejar que nuestro ego se engulla a nuestra mente y tampoco dejar que por nuestra humildad nos engullan.
Hay mantras, rezos y demás rituales que la gente suele hacer encomendándose a los dioses dejando que ninguno de los lados gane, parándose en el fino equilibro de ser, valgame la redundancia una persona equilibrada.



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Mis tres palabras fueron "Orgullo" , "Internacional" y "Disciplina"